Gracias a:
estarinformado.com.ar
Llamamos
“La Ruta
del Vino” a
las localidades sobre la Ruta Nacional 40, o conectadas por ella, que son
productoras de vinos en sus diversas calidades y variedades y mencionaremos
sus principales bodegas.
El vino argentino es, hoy,
uno de los imanes que más atrae a los visitantes que llegan desde el
extranjero y los mismos ocupan el 8vo. puesto a nivel mundial.
Al norte, Salta es un
epicentro vitivinícola, donde se elabora el tradicional Torrontés de
Cafayate y una cada vez más amplia variedad de tintos. La vecina Catamarca
también tiene vinos, mayormente blancos.
La Rioja, produce un
Torrontés de muy buena calidad que están obteniendo muy buena acogida entre
sus adeptos.
Recorrer los viñedos de
Cuyo, donde se producen las uvas que están haciendo famosos a los vinos
argentinos, es un placer para los turistas curiosos o amantes del buen
beber. Al transitar estos circuitos, por Mendoza y San Juan, el viajero
conoce pequeñas y grandes bodegas y, guiado por artesanos y enólogos, puede
sumergirse en los secretos de la producción de sus varietales.
Algunas firmas hospedan a
los turistas en antiguas casonas y fincas recicladas, donde se puede
disfrutar de la mejor gastronomía regional y los buenos vinos de la tierra.
Los vinos patagónicos de
Río Negro y Neuquén están adquiriendo -por su carácter- fama propia. La
marcada progresión de las inversiones no solo ha mejorado la raza de los
vinos locales, también ha traído al país numerosos premios internacionales,
muchos de ellos productos de la variedad Malbec que, según los expertos, "no
se da en ninguna parte como en la Argentina".
En Chubut, ha comenzado una
buena cosecha de vinos finos, esperando que éste inicio conduzca a una mayor
cantidad y variedad.
Las
Regiones Vitivinícolas de la República Argentina
Agradecemos a: vinosmundo.com
La
vitivinicultura argentina comenzó en la época de la conquista española, al
traer los colonizadores semillas y estacas de vid. Con sus frutos se
elaboraron vinos para oficiar la Santa Misa. Una incipiente vitivinicultura
se desarrolló en las más variadas regiones del país. Con la inmigración
europea también continuó el aporte de diferentes cepajes a nuestro país.
Las
condiciones ecológicas hicieron que las vides perduraran en los lugares más
adecuados, llegando al momento actual con un conjunto de regiones
vitivinícolas que se extienden preferentemente, en las zonas predominantes a
lo largo de la Cordillera de los Andes, entre los 22 y los 42 grados de
latitud sur. A lo largo de más de 2.400 kilómetros, diversos microclimas dan
lugar a dichas regiones vitivinícolas, cada una con sus particularidades
ecológicas. Esta diversidad de condiciones climáticas, permite el cultivo en
cada región de las que resultan más adecuadas, por sus exigencias y
características, desde el punto de vista climático y enológico.
La Cordillera de los Andes
ejerce una influencia decisiva en el clima de buena parte del territorio
argentino y principalmente de su zona vitivinícola. El cordón montañoso,
determina que las masas de aire húmedo provenientes del océano Pacífico
descarguen su humedad sobre territorio chileno y si penetran en nuestro
país, el aire es seco y caliente, como es el caso del viento Zonda, típico
de la Provincia de San Juan.
En la Argentina, las zonas
aptas para la crianza de la vid, como se ha mencionado, se extienden sobre
la Precordillera de los Andes, y preferentemente en las partes altas y a la
vera de los ríos que se desprenden de las cumbres. Es por eso que en
Argentina la vid crece en clima semiárido, con estación invernal seca,
templado o templado frío, lluvias que no pasan de los 250 mm anuales y donde
el riego es, por lo tanto indispensable.
En la mayor parte de la
franja señalada, las altitudes son variables entre los 500 y los 1.500 m
sobre el nivel del mar. Los suelos son profundos, sueltos y permeables,
pobres en materia orgánica, nitrógeno total y fósforo, de reacción alcalina,
ricos en calcio y potasio.
Todos los viñedos
argentinos están ubicados en zonas secas, con un bajo régimen de lluvias y
una humedad muy escasa, por lo tanto, las escasas precipitaciones obligan a
que los viñedos se desarrollen irrigados por una compleja red de canales que
distribuyen el agua proveniente de los deshielos cordilleranos que forman
ríos de régimen irregular, cuyas crecidas estivales son captadas y
almacenadas por medio de embalses y otras obras hidráulicas.
Al aprovechamiento del agua
superficial debe añadirse la captación de agua subterránea. La irrigación
artificial permite que la provisión de agua al viñedo pueda efectuarse en
los volúmenes y épocas más apropiadas, conforme al estado vegetativo de las
vides y a la calidad que se busca obtener. El riego se realiza por diversos
sistemas: por surcos, a manto, por goteo.
Dos factores marcan de
manera determinante nuestros viñedos: la abundancia de sol, que permite una
excelente maduración de las uvas que llegan sin dificultades a su plenitud
de aromas, sabores, color y taninos y la altitud sobre el nivel del mar,
dada por la Cordillera de los Andes que en Argentina alcanza las mayores
altitudes en el continente, la cual es causa de una importante amplitud
térmica.
Los factores expuestos
constituyen una condición excepcional para la calidad y el estado sanitario
de las uvas, evitando el desarrollo de enfermedades criptogámicas. Los
productos vitivinícolas argentinos son naturales y libres de residuos de
pesticidas. Las temperaturas apropiadas y una gran heliofanía (presencia del
sol) durante todo el año permiten que las distintas variedades de vid
cultivadas puedan completar perfectamente su ciclo vegetativo alcanzando,
sus frutos, madurez industrial y niveles de calidad óptimos.
La Zona
Vitícola Argentina puede ser dividida en tres regiones bien diferenciadas
por sus características ecológicas netamente definidas y la diversidad de
sus suelos: la Región Noroeste donde se destacan las zonas de Perico
y el Carmen, los Valles Calchaquíes, Valles de la Provincia de Catamarca y
la Rioja (Chilecito-Nonogasta) la Región Centro-Oeste con San
Juan y Mendoza como las zonas más importantes y la Región Sur donde
resaltan los Altos Valles del Río Negro.
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